CRITICA LA VIDA DE PI (65%)



   Adaptación de la novela homónima escrita por el canadiense Yan Martel, publicada en 2001, donde se narra la historia de Piscine “Pi” Monitor Patel, y como consiguió sobrevivir durante 227 días en el Pacifico después del naufragio de su barco, a bordo de un bote junto a Richard Parker….un tigre de Bengala.

   Es difícil encontrar un nexo que una la camaleónica filmografía de Ang Lee (Sentido y sensibilidad, Hulk, La tormenta de hielo, Tigre y dragón, Brokeback Mountain). Si me preguntan a mí que denominador común encuentro destacaría en primer lugar la cuidadísima dirección de actores y fruto de ello una veracidad en lo que cuenta (Heath Ledger vs Jake Gyllenhall o Tony Leung vs Joan Chen), una visión muy particular (Esa visión tan personalísima  que nos dio de del personaje de Marvel, “Hulk”, siendo para mi muy superior a su continuación o “Tigre y Dragón” donde combina el cine de artes marciales con el lirismo más poético) y por último conseguir que ambas características no se pierdan ruede en China o EE.UU.

   Con una nominación por el fantastico guión de “Descubriendo nunca jamás”, David Magee es el encargado de adaptar la novela. Tal vez fruto del libro, la película peca de dos errores que van conectados: Una falta de empatía hacía lo que se cuenta y fruto de ello un empacho visual. Me imagino que Ang Lee habrá decidido tomar las riendas de este proyecto porque le parecería un reto el combinar en una misma película una historia de supervivencia (en muchas ocasiones dura) con un realismo mágico en su máxima expresión. También le sirve para construir una interesante reflexión sobre el hombre, la fe, la religión o más bien las religiones, su interpretación y la búsqueda del hombre de “algo más”…. pero creo que para hablar de todo ello el filtro que usa, el debutante Suraj Sharma (en un principio pensado para Tobey Maguire (Spiderman) pero finalmente rechazado por ser demasiado conocido), es el principal problema de que la historia no avance correctamente debido a su falta, no tanto de credibilidad del actor, como de carisma. De las dos horas de duración, casi la mitad se desarrolla con tres elementos: Suraj, un bote y un tigre de Bengala. El actor no tiene la capacidad del sostener sobre su espalda una película como esta. De hecho, gran parte del merito de que la cinta no aburra es la presencia de Richard Parker dando lugar a divertidas y a veces no tan divertidas situaciones. Una película como por ejemplo “Naufrago” juega con piezas parecidas pero Tom Hanks (Forrest Gump, Philadelphia) se come la pantalla, Suraj no llega.

   Lo que en cambio no se puede negar es que igual que consiguió en “Tigre y dragón imágenes emblemáticas como el duelo final dejándose sostener por cañas de bambú, ahora Ang Lee lo eleva a la enésima potencia fortalecido por usos puntuales del 3D que acentúan la acción e incluso en determinadas secuencias se atreve a jugar con el propio formato. La preciosista fotografía de Claudio Miranda (El curioso caso de Benjamín Button, Tron:Legacy), donde cielo y mar en ocasiones se llegan a tocar, conjuga colores y una profundidad que se pierde a lo lejos. Mientras tanto, el trabajo de Fx que hay detrás es asombroso donde es difícil distinguir el CGI de la imagen real. En este sentido espectacularidad y belleza van de la mano.

   Una película que en mi opinión está tremenda descompensada. Me parece un trabajo hecho por un artesano pero con herramientas, algunas de ellas, defectuosas. Aún así es una cita que si uno puede debe ver.
 
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CRITICA INVASOR (55%)



   El cine de acción no suele prodigarse demasiado en nuestra filmografía ya que es un cine con unos costes muy altos y que requiere de mucha financiación. Uno de los pocos directores que se han arriesgado en este género es Daniel Calparsoro, que ya en 2002 dirigió la fallida Guerreros.

   Tras un tiempo dedicado a la televisión (¿falta de financiación?), Calparsoro vuelve al cine con ésta arriesgada propuesta. Invasor es una película de acción que funciona muy bien (toda la parte de Irak que es excelente y es donde el director se maneja mejor) pero que se convierte en un thriller que no sabe por donde salir (sobretodo porque no se sabe muy bien como ha llegado ahí), con la llegada de los militares a España.

   El guion de Javier Gullón (Hierro, El rey de la montaña) y Jorge Arenillas (Historias para no dormir) hace más que aguas por todas partes. Está lleno de incongruencias y saltos que no tienen ningún sentido y que denotan un intento de copia (a todos los productos estadounidenses que nos llegan) que es completamente fallido (el falso patriotismo, el personaje de Elejalde, la relación entre los personajes principales) por no saber dotarle de personalidad propia (el vestuario de Elejalde???).

   La cinta está protagonizada por un sobrevalorado Alberto Ammann (Lope, Celda 211) y un desaprovechado Antonio de la Torre (Primos, Balada triste de trompeta), en roles secundarios aparecen un perdido Karra Elejalde (Los sin nombre, Airbag) y una Inma Cuesta (Primos, La voz dormida) que hace lo que puede con el papel que le han dado. Aunque interpretativamente la cinta debería funcionar, el irrisorio guion hace que los personajes queden completamente desdibujados e incluso a veces caigan en sinsentidos (las pasadísimas reacciones de Elejalde casi en cada momento de la película).

   El apartado técnico es dónde la película más luce y destaca, puesto que tanto la vistosa y efectiva fotografía que usa Daniel Aranyó (Tres metros sobre el cielo, Los últimos días) como la siempre excelente música de Lucas Vidal (El enigma del cuervo, La fría luz del día) ensalzan el resultado del producto y mejoran su factura notablemente.

   Invasor deja claro que la clave SIEMPRE es un buen guion y que sobre él hay que desarrollar cualquier producto, más si cabe cuando en televisión se hacen series con la calidad de Homland. que deja en pañales un producto de éstas características.

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CRITICA EL CAPITAL (78%)



   El cine no escapa nunca a la realidad que le rodea (aunque precisamente su cometido sea más bien el de alejarnos de esa realidad). Por ello, en estos años están llegando a nuestras pantallas productos sobre la catastrófica realidad económica que nos está gobernando,The company men (John Walls) o Margin Call (J.D. Chandor) son los ejemplos más evidentes.

   Con El capital, el director Costa-Gavras, ahonda en la tesis de que el dinero llama al dinero y por ello los ricos siempre serán más ricos y los pobres más pobres; o como reza la frase publicitaria de la película (extraída de un discurso del protagonista): “Seguiremos robando a los pobres para dárselo a los ricos”. Costa-Gavras fue durante los años setenta y ochenta un referente cinematográfico del cine “protesta” y comprometido (Estado de sitio, Z, Missing), del que aunque se haya alejado últimamente un poco, siempre estará en su adn de director, como bien muestra en esta película.

   Quizá, lo que se le pueda criticar a la película es la falta de garra y de acierto con el tono del guion (escrito por el propio director, su habitual colaborador Jean-Claude Grumberg y Karim Boukercha sobre la novela de Stephane Osmont), puesto que casi todo lo que cuenta o es demasiado rimbombante y populista o demasiado previsible y evidente.

   La película está protagonizada por el excelente Gad Elmaleh (Midnight in Paris, Un engaño de lujo) y el siempre comprometido Gabriel Byrne (Sospechosos habituales, El fin de los días, En terapia). De sus creíbles actuaciones surge la esencia de la película, que aunque se queda un tanto descafeinada (sobretodo por la “impersonal” realización que tiene) no deja de ser un excelente panfleto reivindicativo de lo que todos sabemos pero nos cuesta mucho aceptar: los bancos nos roban y encima les financiamos.
 
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CRITICA ASTERIX Y OBELIX AL SERVICIO DE SU MAJESTAD (25%)



   Cuarta entrega, con personajes de carne y hueso, de las aventuras en el cine de los irreductibles galos Astérix y Obélix. Lo que empezó siendo una graciosa adaptación (Astérix y Obélix contra el César, 1999) de uno de los cómics más emblemáticos de todos los tiempos, ha terminado siendo un despropósito de saga que culmina con ésta película (el personaje de Astérix ha sido interpretado por tres actores en cuatro películas y en ésta ocasión Depardieu estuvo a punto de rechazar su participación).

   Esta vez la batuta de dirección ha recaído en Laurent Tirard (El pequeño Nicolás, La aventuras amorosas del joven Molière) que hace lo que puede, que tampoco es mucho, para llevar a buen puerto el absurdo e infantil (en el peor sentido de la palabra) guion de Grégoire Vigneron (El pequeño Nicolás, Prête-moi ta main) basado en la historieta Astérix y Obélix en Bretaña.

   Las apariciones de Fabrice Luchini (En la casa, Las chicas de la 6ª planta), Catherine Deneuve (Bailar en la oscuridad, Tristana), Dany Boon (Nada que declarar, Bienvenidos al Norte), Javivi, Tristán Ulloa (Mensaja) son casi anecdóticas puesto que todo el “peso” recae en Gérard Depardieu (Novecento, Cyrano de Bergerac) como Obélix y en Eduard Baer (Las malas hierbas, Pollo con ciruelas) como Astérix.

   Una pena que una saga que podría haberse desarrollado de una manera mucho más lógica enfocándola, como hicieron con las dos primeras adaptaciones, a niños y no tan niños amantes de los personajes de René Goscinny, haya terminado con ésta pobre adaptación que me ha recordado más a la saga Torrente que a la de Harry Potter (y pese a que tiene historietas muy buenas y cinematográficas han elegido una de las menos vitosas).

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ESTRENOS SEMANALES




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CRITICA GOLPE DE EFECTO (63%)



   Desde 1993 con, la excelente, En la línea de fuego (Wolfgang Petersen), Clint Eastwood no se limitaba a actuar y delegaba las labores de dirección en otra persona que no fuera él; y desde 2008 con la sublime Gran Torino no aparecía delante de la pantalla simplemente…actuando.

   Eastwood es una estrella de cine. Estrella, en el más clásico sentido de la palabra y de la acepción cinematográfica del término. Es uno de los pocos actores/directores vivos capaces de crear un personaje con miradas, gestos y sonidos guturales (gruñidos) y desmontarlo, darle dimensionalidad, con mirarle a los ojos. El ojeador de beisbol Gus Lobel, que compone en esta ocasión, es una variación de su sublime Walt Kowalski (Gran Torino) y una evolución de los personajes que ha estado interpretado a lo largo de su carrera.

   Golpe de Efecto, ópera prima de Robert Lorenz, colaborador habitual de Eastwood en labores de producción y dirección, no es una película brillante. Sobretodo, porque Lorenz no tiene el pulso necesario para guiar a los personajes por la película con la fluidez que sería necesaria, como si hacía Alexander Payne en la genial Los descendientes, y el guion (obra del también debutante Randy Brown) peca de una simpleza (que yo diría viene por un problema de escritura de guion), en la que determinados personajes son caricaturizados (como el personaje de un gran Matthew Lillard) o no se desarrollan como deberían (el caso del papel de Timberlake).

   Lorenz delega todo el peso de la película en los actores. Desde la siempre maravillosa Amy Adams (La duda, Encantada: la historia de Giselle,  The fighter), la cual es ya una de las mejores actrices de Hollywood; el injustamente valorado Justin Timberlake (Bad teacher, In time, La red social, Open range), casi todos los papeles que elige le hacen mejor actor; como los secundarios Robert Patrick (D-Tox, Terminator 2), Chelcie Ross (El último Boy scout), Raymond Anthony Thomas (Shutter Island) y el siempre eficaz John Goodman (El bar coyote, Fallen) rodean al genial Eastwood. El octogenario director demuestra, una vez más, que es un actor formidable capaz de manejar una película con una vigorosidad, y versatilidad,  digna de elogio (la escena del cementerio o los enfrentamientos con Adams son sublimes).

   Pese a las imperfecciones en la forma (y el calco del personaje de Eastwood con el de Gran Torino) el fondo de la película es maravilloso (sólo por escucharle en versión original merece la pena esta cinta). A medio camino entre Moneyball (Bennett Miller) y la citada Gran Torino, Golpe de efecto es una delicia para los sentidos.
 
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CRITICA HIGH SCHOOL (36%)



   Como si alguien se hubiera dejado el grifo abierto, ahora, gota a gota, nos van llegando proyectos en los que se ha visto inmiscuido con mejor o peor fortuna Adrien Brody (El pianista, King Kong). Fechada en 2008, “Manolete” es el primer ejemplo de lo que hablo que tras peleas legales la película había visto la luz en medio mundo menos en el nuestro que lo hizo en agosto de este año, lo que vienen a ser cuatro años de espera y un resultado desastroso. “El profesor” sería el segundo ejemplo, cinta que narra la experiencia de un profesor sustituto. Esta vez sólo hemos tenido que esperar un año desde que se estrenó por primera vez para poder, esta vez sí, disfrutar de una de las mejores interpretaciones de Brody en su carrera. El tercer ejemplo que quería poner era “High School”, película estrenada en 2010 y que llega ahora con el pretexto de contar la historia de un instituto de secundaria en EE.UU. donde el consumo de drogas entre los alumnos se ha disparado de manera alarmante. Su director, de la noche a la mañana decide pasar un reconocimiento médico a todos los alumnos con el fin de expulsar a los que diesen positivo. Esto le afecta directamente a Henry ya que, de dar positivo, podría manchar su brillante expediente. ¿La solución?, drogar a todo el instituto.

   Estamos ante una película que cuesta imaginarse porque ha hecho falta nada más y nada menos que tres guionistas: John Stalberg, además dirige, Eric Linthorst y Stephen Susco, siendo este último el que más experiencia tiene en guión con “El grito” o la correcta “RED” y presiento que fue el encargado de dar algo de forma al desastroso guión. También cuesta imaginarse porque a Colin Hanks  (King Kong, W.) no le coge su padre, Tom Hanks (Naufrago, Forrest Gump), y le aconseja un poco… pero lo que no imagino pero a la vez me asombra es como puede alguien como Adrien Brody puede acabar en un proyecto como este, hacer una intervención que en minutos da cómo mucho cuarto de hora, que su papel sea el de un pasadísimo camello neurótico de barrio cubierto de trenzas, pero que sea lo único que uno se acuerda de la película. A las dos primera cuestiones os dejo a vosotros que desrrolleis posibles respuestas. A ésta útima creo que está claro: Brody es la película y punto.

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CRITICA EL ORIGEN DE LOS GUARDIANES (79%)



   Un Papa Noel bastante peculiar (Alec Baldwin), el hada de los dientes (Isla Fisher), El conejo de pascua (Hugh Jackman), Jack Escarcha (Chris Pine) y el creador de sueños son los guardianes, encargados de proteger a los niños de la tierra. La existencia de los guardianes depende de que los niños crean en ellos. Cada uno de los guardianes está dotados con determinados poderes que deberán utilizar cuando aparezca Sombra (Jude Law) cuyo poder nace de los miedos de los más peques.

   “El origen de los guardianes” se trata de la adaptación que se hace la serie de libros “The guardians of Childhood” de William Joyce publicados en 2011. David Lindsay- Abaire (Robots, corazón de tinta) junto al propio Joyce escriben una historia que sorprende por su ritmo trepidante, fresco, divertido y ágil, que puede estar fácilmente a la altura de “Como entrenar a tu dragón” (ambos títulos pertenecen a la casa Dreamworks siendo de lo mejor que he visto en película de animación en los últimos años), producida por el mejicano Guillermo del Toro (El laberinto de fauno, Mimic, Cronos) y que sabe conjugar perfectamente el cine que gusta a los más pequeños con un autentico divertimento para los más mayores.

   Si uno observa la filmografía de Guillermo del Toro observa que su tendón de Aquiles es la fantasía, poblado por personajes extraídos de una mente desbordada de imaginación pero todo ello a la vez parte de una realidad tangible: Cronos, Mimic, Hellboy, Blade 2, El laberinto del fauno, No tengas miedo a la oscuridad (productor)… y aquí ocurre lo mismo. Realidad y fantasía se funden en una historia que avanza de manera sensacional. Además, el cine de Del Toro puntualmente se deja llevar por tintes de lo macabro que si se extrapola a esta película infantil llama la atención que aunque nos encontramos con una cinta destinado a un público muy claro, la atmósfera en determinadas ocasiones es puramente expresionista (fabulosa esa escena en la que Jack acude a la guarida de Sombra y sólo le vemos a través su sombra). Una cierta desautomatización del género. También me parece una genialidad como trata temas como el de la muerte con ejemplos que desgraciadamente no puedo poner debido a los spoilers pero que los adultos se darán cuenta cuando lo vean. Por todo esto no es de extrañar que Guillermo haya querido inmiscuirse en esta producción.

   Curtido en el departamento de arte en títulos como “Men in Black”, “Independence Day” o “A.I Inteligencia artificial” o director de segunda unidad en “Godzilla”, este título supone el debut en la dirección de Peter Ramsey. ¡Vaya debut!. El ritmo con el que son encadenadas las secuencias se ve agudizado aún más con el juego que se le da a la cámara donde se opta por extensas tomas donde apenas se corta en lugar del plano y el contraplano, un uso bastante correcto de la tercera dimensión que juega con la climatología (nieves, partículas…) aunque también se trabaja la profundidad siendo la sensación bastante gratificante, elaboradas secuencia como la competición por recoger los dientes (impagable lo del Ratoncito Pérez) y por supuesto la banda sonora que compone el nominado cuatro veces al Oscar Alexandre Desplat (El discurso del rey, Fantástico Sr. Fox).

   Aunque la película fue proyectada doblada se agradece en primer lugar que no hayan cogido “famosos” que suplan las voces originales y que en su gran mayoría la calidad deja mucho que desear. También se agradece que en el caso de el conejo de pascua (en la versión original pone la voz Hugh Jackman) se haya optado por usar al doblador que suele poner la voz a Jackman. Los mas exquisitos en que se respete el trabajo de origen lo van a agradecer.

   “El origen de los guardianes” pega el pistoletazo de la salida a la fiestas navideñas y lo hace con fuerza. Desde aquí, una película que no debéis dejar pasar.

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CRITICA LA PARTE DE LOS ÁNGELES (69%)



   En 1996 el guionista de origen hindú, Paul Laverty (El viento de agita la cebada, También la lluvia) escribía el primer guión para el inglés Ken Loach (Route Irish, Kes), “La canción de Carla”, y con mayor o menor acierto la relación se ha mantenido hasta hoy. El cine que nos suelen entregar este tandem se caracteriza en su mayoría por unas historias cargadas o bien de denuncia social o de cierto compromiso con personajes marginales. No se si llamarlo genialidad, adjetivo tan vez algo superlativo, pero lo que si se agradece como espectador es que el nuevo trabajo de Loach, premio del jurado en el último Festival de Cannes, aparte de esa denuncia/compromiso social, esta impregnado de humor, personajes realmente entrañables a la par que humanos. Brisa de aire fresco el filmografía de este director.

   La historia presenta un grupo de jóvenes que por diferentes motivos deben realizar trabajos sociales. Harry, el cuidador designado, siente especial devoción por Robbie, que acaba de ser padre, y comienza a instruir a los jóvenes en el arte de catar y valorar…whisky.

   Para “La parte de los ángeles” se ha optado, y en mi opinión de manera acertada, por trabajar con actores prácticamente desconocidos. La película habla de la integración social y como esto en determinadas ocasiones se complica cuando uno arrastra el pasado. Esto lo vemos a través del joven Paul Brannigan, siendo este su debut, que interpreta a un chaval que acaba de ser padre y quiere hacer borrón y cuenta nueva para dar el mejor futuro posible a su hijo. El hecho de que tanto él como la mayoría del reparto sea desconocido creo que ayuda a dar una cierta universalidad a la historia que se cuenta, ayuda a una identificación del espectador. Pero dentro de esta historia de personajes marginales subyace un humor basado sobre todo en unos personajes cada cual más peculiar. Un humor basado no tanto en el gag visual sino en la situación y el dialogo. Un humor que ayuda a quitar peso al drama que de por sí tinta a la película, con una fotografía en donde apenas vemos rallos del sol, y que a uno le hace salir con buen pie de la sala.

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CRITICA TODO ES SILENCIO (55%)



   El director José Luís Cuerda (La lengua de las mariposas, los girasoles ciegos, El bosque animado) junto al guionista Manuel Rivas (El lápiz del carpintero) llevan a la pantalla la novela homónima donde se nos cuenta la historia del trío formado por Fins (Quim Gutiérrez), Brinco (Miguel Ángel Silvestre) y Leda (Celia Freijeiro), amigos desde la infancia en un pequeño pueblo en la costa gallega, Noitía. Son los años 70 y una de las formas de sobrevivir de la gente local es el contrabando, dirigido por el mariscal (Juan Diego).

   El último trabajo de Cuerda, a pesar de su más que demostrable capacidad a la hora de dirigir actores a lo largo de su extensa carrera, es en general un trabajo fallido. La película avanza de manera lenta y tediosa, dos elementos que no ayudan si encima la elección del reparto no lo suple. Pienso que apenas hay credibilidad en los jóvenes actores que encarnan a Fins, Brinco y Leda de pequeños y ya adultos, Quim Gutiérrez (Primos, azul oscuro casi negro) es el único que demuestra que a pesar del poco recorrido de su personaje llega a empatizar mínimamente con el espectador. Miguel Ángel Silvestre (Sin tetas no hay paraíso, The pelayos) sigue demostrando ser un reclamo más que una necesidad y Juan Diego correcto en un personaje que intenta parecerse al “Don Vito” de la saga “El padrino” pero que sigue siendo el Juan Diego de los últimos diez años.

   A todo esto hay que sumar que la historia sólo resulta interesante a partir de un estiradísimo primer punto de giro. Una vez llegados aquí, nos encontramos con la típica trama de amor y celos de la infancia "made in Spain" bajo el velo del tema del contrabando, siendo este último una mera excusa.

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CRITICA REALITY (59%)



   Matteo Garrone (Primo amore, Gomorra) rompe drásticamente con el cine de gánsteres que le abrió las puertas a los ojos del mundo cinematográfico, con la adaptación de la novela de Roberto Saviano, Gomorra.

   Garrone recurre a un retrato social, costumbrista, (neo)realista de la Nápoles actual (aquella en la que también transcurría Gomorra) en la que el poder de la televisión y en especial el de “Gran hermano” alienan a los habitantes como antaño hacia la pomposidad y el exotismo del mundo gansteril.

   Curiosamente en una película tan “pequeña” como ésta Garrone se deja llevar por caminos que no domina (los largos planos secuencia, los planos con stedycam, el neorrealismo…) y eso hace que el conjunto empobrezca los grandes detalles con los que cuenta la película. El principal es la interpretación del novel Aniello Arena (encontrado por el director en una cárcel) que interpreta con pasión y vigorosidad su papel haciendo que el resto del reparto (también noveles en su mayoría) se contagien de esa “profesionalidad” y buen hacer.

   Sin ser redonda, es una gran película que demuestra la fuerza con la que Garrone es capaz de manejar los personajes que caen en sus manos y el pulso que tiene para dirigir a actores “no profesionales”. Un soplo de aire fresco en el cine actual que cae en una vacía y simple lección de moralidad sobre los efectos negativos de la televisión en la gente.

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CRITICA EN LA CASA (78%)



   El francés François Ozon adapta, libremente, la obra teatral de Juan Mayorga, El chico de la última fila. Ozon parte de una premisa muy sugerente e impactante en la que un alumno de 16 años se inmiscuye en la casa de un compañero de clase. Cuando comienza el curso escolar, Germaine, profesor de literatura francesa, percibirá a través de las redacciones de clase, que el chico en cuestión tiene algo especial. Es introvertido y apenas tiene contacto con el resto de la gente. Únicamente se sienta en un rincón y observa detalladamente desde allí. Para Germaine, los trabajos literarios del joven tienen una fuerza inusitada, por lo que le animará a seguir escribiendo, aunque no sepa que parte de lo escrito pertenece no solo a su imaginación, sino a las acciones que emprende cuando sale de la escuela y a su capacidad para analizar a los que le rodean.

   Ozon (Potiche, mujeres al poder) tiene una inusitada capacidad para evocar en el espectador una sensación de palpante tensión (un crescendo narrativo olvidado por muchos de los grandes directores actuales) y hacerle con ello partícipe de lo que quiere contar, tal y como demostró en Bajo la arena (2000) y, más aún, en la brillante La piscina (2003).  En este caso, Ozon, peca en exceso de un continente absolutamente abrumador (geniales el montaje de Laure Gardette y la música de Philippe Rombi) y olvida, quizá, un poco el contenido (hecho probablemente consciente para lograr una mayor tensión del relato). Da la sensación de que no importan demasiado lo que pase o deje de pasar porque todo vale en la construcción de este relato/puzzle. El adaptar el guion al montaje y a la narración, para darle más fuerza al conjunto, hace que se pierdan por el camino diálogos y personajes (desaprovechada una fabulosa Scott Thomas) que en otras circunstancias habrían sido capitales para levantar el proyecto.

   Es obvio que tenemos una de las grandes películas de la temporada (ya ganó la Concha de oro en San Sebastián) y que la película podría sostenerse, sin tanto artificio, sólo por la genial dirección de Ozon. Y, sobretodo, por las interpretaciones de un siempre excelente, y en racha,  Fabrice Luchini (Las chicas de la 6ª planta, Confidencias muy íntimas), la sugerente Emmanuelle Seigner (La novena puerta, Giallo), la exquisita Kristin Scott Thomas (La llave de Sarah, Lunas de hiel, Cuatro bodas y un funeral) y un sorprendente (aunque por momentos repetitivo) Ernst Umhauer (El monje).

   Un brutal relato de la mano de uno de los mejores directores europeos de los últimos veinte años, que es capaz de acojonar sin mostrar una sola gota de sangre y te mantiene pegado a la butaca sin extraños giros de guion que no entiende nadie más que el director. CINE en mayúsculas.

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CRITICA LOS AMOS DEL BARRIO (35%)



   Hace unos años de estrenaba “Attack de Block” una cinta que no llegaba a los 15 millones de presupuesto en donde se narraba de forma original, enérgica y divertida una invasión alienígena pero con la peculiaridad de que el punto de vista optado para contar la historia era la de unos chavales de barrio. Apenas un par de localizaciones y un cartel de actores desconocido si exceptuamos a Nick Frost (Arma fatal, Zombies party) cuya participación se convierte casi en un cameo. El resultado fue una cinta cuyo adjetivo que creo que mejor la define es fresca. Aunque dicen que las comparaciones son odiosas, y muchas veces lo son, esta vez me va a servir para demostrar el famoso dicho de “menos es más”.

   “Los amos del barrio” cuenta exactamente lo mismo que lo hacía “Attack de block” pero con un presupuesto que lo tríplica, un cabeza de cartel donde nos encontramos a la cream de la cream de la comedia: Ben Stiller (Los padres de ella, Tropic Thunder), Vince Vaughn (Cuestión de pelotas, Aquellas juergas universitarias), Jonah Hill (Supersalidos, El canguro) y un poco más atrás en cuanto a cara conocida se refiere, actualmente tiene en cartelera en función de director la interesante “Submarine”, Richard Ayoade. Además, cuenta no con uno, ni dos….sino con hasta tres guionistas y el encargado de llevar la batuta, Akiva Schaffer, pese a no tener una extensa carrera en cine puede presumir de haber dirigidos varios episodios del Saturday night live. Nada de esto lleva a buen puerto esta historia que a pesar de su corta duración, se limita a intentar explotar la supuesta comicidad de su reparto (cuantas películas va a hacer Stiller como líder/mente pensante de un grupo: Un golpe de altura, Noche en el museo, Tropic Thunder…sin darse cuenta que la fórmula se agota) con eternas escenas de verborrea escatológica en donde uno entiende porque se optó por contratar a los mismos guionistas que “Superfumados” o “Supersalidos”. Cierto es que la cinta gana ciertos puntillos debido al señor Hill, recientemente nominado al Oscar por su fantástico trabajo en “Moneyball”, pero a parte de este dato el guión ni da pie a giros y si los tiene o bien los más avispados los van a coger o como la mitad de las veces pasa en este tipo de películas están en el trailer, ni tampoco es ingenioso en su discurso.

   Tal vez mi mayor alegría fue ver aparecer en pantalla al gran R. Lee Ermey (La chaqueta metálica, La matanza de Texas (2003)). Una aparición que en tiempo puede rondar los 5 minutos. Ahí está el listón de la película.

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