CRITICA EL DOBLE DEL DIABLO (57%)



   Dirigida por el neozelandés Lee Tamahori (Guerreros de antaño, La hora de la araña, Muere otro día), El doble del diablo es la recreación de la vida del que fuera doble (aparecía en los actos públicos peligrosos o que simplemente el protagonista no quería parecer) del malvado y sádico hijo de Saddaam Hussein, Uday Hussein. Intentando parecerse a un Scarface moderno, Tamahori se pierde en la pomposidad del lujo que rodeaba a los protagonistas y no sabe distanciarse de los personajes de una manera adecuada para poderse identificar con ellos. Pese a todo demuestra que no ha perdido ese gran pulso narrativo que le hizo dar el salto a Hollywood y que le llevó a realizar la que, para mí, es su mejor película hasta la fecha: El desafío (The edge, 1997).

   La película merece la pena visionarla, sobretodo, por la buena actuación que hace el inglés Dominic Cooper (Mi semana con Marilyn, An education, Abraham Lincoln: Cazador de vampiros) en el doble papel de Uday Hussein y Latif Yahia (autor del libro en el que se basa la película). El resto de intérpretes pasan casi desapercibidos en esta orgía de violencia y lujo, llegando incluso a molestar en la película, como el personaje de la francesa Ludivine Sagner (La piscina, Mesrine: L´ennemi public nº1), porque no aporta absolutamente nada y realiza una actuación demasiado forzada para la época y el contexto (plagia todo el look de la cantante Lady Gaga, sin ningún sentido lógico).

   Una oportunidad para redescubrir el poder visual de Tamahori y la capacidad interpretativa del joven Dominc Cooper (obviamente, sobretodo, en su versión original en la que la diferencia de acentos y de timbres vocales que demuestra son espléndidos).

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