CRITICA INFANCIA CLANDESTINA (79%)


   “Infancia clandestina” es la película que presenta la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Argentina para representar al país en la próxima gala de los Oscar. Premiada en Festivales como el de San Sebastián, La Habana o Philadelphia la cinta narra la historia de Juan, un chaval de doce, que tras pasar años en el exilio junto a sus padres, vuelve a su país natal, Argentina, donde aún perdura el régimen militar que le hizo huir.

   Podríamos llegar a pensar que estamos ante una cinta más de disidentes donde nuevamente se dan situaciones como casas con doble pared donde poder esconderse si la cosa se pone fea, teléfonos pinchados, salidas nocturnas con peligro de no volver, brindis por los compañeros caídos, ojos vendados que no saben a donde van o disparos en la puerta de casa por un coche que a gran velocidad pasa por nuestro lado y sí, “Infancia clandestina” vuelve a plantear estas situaciones. Lo que hace que esta película sea excepcional es el ojo con que presenta esta situación, que no es otro que el punto de vista de un chaval, en vez de posicionarse en el lugar de los adultos como millones y millones de veces lo hemos visto. La película está planteada de manera brillante porque toma como eje central un niño que de casa hacía afuera intenta fingir llevar una vida normal cuando la realidad es bien distinta.

   Sorprende encontrarnos ante la ópera prima de Benjamín Ávila (La gotera, Nietos) que además escribe el libreto junto a Marcelo Müller (Bendita TV). Cierto es que Benjamín venía del mundo del cortometraje, documental, producción e incluso edición, pero llama la atención a nivel formal el pulso con el que está narrada la historia, siendo destacable el tratamiento que a la violencia se le da en la película, utilizando de manera brillante como recurso visual y elipsis viñetas a modo de storyboard, combinadas con un excelente trabajo de edición de sonido. También destaca la partitura que componen Marta Roca Alonso y Pedro Onetto a base de violín y piano y la fotografía de Iván Gierasinchuk que combina lo cotidiano con determinadas escenas donde se imprime un cierto alo de lirismo.

   La mayoría del reparto está formado por actores/actrices cuyo trabajo principal lo podemos encontrar en Argentina siendo desconocidos para una gran mayoría aquí: Natalia Oreiro (Música en espera, Las vidas posibles), Cesar Troncoso (Mal día para pescar, El baño del papa), Cristina Banegas (Géminis, Invocación) o el debut del joven Teo Gutiérrez Romero. Ernesto Alterio (El otro lado de la cama, Días de fútbol) es la cara más conocida de todos y además coincide que, aunque el resto del reparto está muy bien, compone el mejor personaje de la película. Nuevamente vuelve a hacer uso de esa capacidad que tiene de conseguir dar forma y construir un personaje entrañable con el que nos reímos sin que éste lo pretenda. Suyas son las dos mejores escenas de la película y que sólo por ellas merece la pena pagar la entrada del cine que consisten en un simple dialogo, ¡y vaya diálogos, señores!, que mantiene el personaje de Teo con Ernesto.

   Con los mismos elementos que hemos visto una y otra vez en las historias de disidentes que luchan contra un régimen en el que no creen, “Infancia clandestina” se alza como una propuesta contada con imaginación, diferente, donde palabras como entrañable y crudeza pueden aparecer en el mismo párrafo.

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